12/06/2011
Ella es una maravillosa persona, una grandiosa mujer.
Me ayudó a balancear mi mundo. Tiene muchos defectos, y no es perfecta, pero durante mucho tiempo intentó ser perfecta para mí.
Me hacía rabiar, pero mejor aún, me hacía reír, sonreír, me enternecía el corazón.
Me enseñó (Algunas voluntariamente, otras, simplemente aprendí) tantas cosas, sobre las mujeres, sobre ella, sobre las relaciones, y más profundo aún: me enseñó tanto sobre mí: sobre quien soy, sobre que quiero, sobre mis fortalezas, debilidades, y sobre mis planes.
Quien empezó siendo mi mejor amiga; y lo siguió siendo durante toda la relación.
Es quien no sólo protagoniza la parte más importante de mi pasado, sino protagonizó (y todavía lo hace) también mis sueños para el futuro.
Hay relaciones (concretas o que quedaron en un "lo que pudo ser") que te dejan un sabor amargo, un feo recuerdo; una moraleja, pero bajo un alto precio. Una mala experiencia para el corazón, que incluso puede afectar en sentimientos posteriormente.
Pero la nuestra
no fue
no es una de esas relaciones. Es un puñado de buenas experiencias, de bonitos recuerdos, gratos momentos, de mucho aprendizaje, y de una interminable lista de items positivos. Hubiese terminado hace 2 años, hoy, o si fuese a ocurrir o no.
Espero no pecar de iluso o de cursi. Pero éste espacio que nos hemos dado es para bien de ambos.
Y es así. Siempre es así: si de verdad no somos el uno para el otro, ya es por de más seguir intentando y forzando escenas y emociones que no van a ocurrir. Pero si -valga el cliché- somos nuestra correspondiente media naranja -y así es como lo siento- entonces justifica realizar ciertas acciones que nos ayuden a hacer de un "hoy" un "para siempre" :-)
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